Misma escena del accidente de coche de Joel y Ellie. Diferente punto de vista. Henry observa fascinado cómo Joel se mueve y la contundencia con la que resuelve las confrontaciones. Desde ese momento sabe que su superviviencia consiste en conseguir que ese señor sea su aliado.
Los minutos siguientes del episodio sirven para que conozcas a Henry y al joven Sam. Vemos lo mismo que ya vimos en el episodio 4 pero, de nuevo, desde el punto de vista de los hermanos. Cómo se alían con el médico, cómo se esconden en ese desván, cómo Sam va pintando los dibujos que, posteriormente, Kathleen observa con detenimiento. El ritmo es bueno, Sam enamora por su forma de ser, le coges cariño inmediato a los hermanos.
Una pequeña oportunidad perdida
Tal vez, tras más de 100 minutos dedicados a Kansas City, habrían podido dedicarle un poco más a la historia de la guerrillera y líder del nuevo grupo social que domina la ciudad. No a sus actos en el presente, no a su obsesión por los hermanos que nos acompañan en este episodio. Sino a las hazañas de este nuevo personaje. Podemos intuir que su hermano ocupó en la ciudad una posición activista y, tras su muerte, una posición de mártir; lo que enfureció a las masas y que, dominadas por Kathleen, consiguieron hacer frente a Freda. Conocemos los actos concretos de los hermanos durante la caída de los militares, pero no conocemos con exactitud los hechos que encumbraron a esta mujer entre los rebeldes.
No es algo especialmente negativo, sino más bien una oportunidad perdida de contarnos, de una manera más detallada, la historia de una villana con unos claroscuros que se pueden llegar a intuir pero no ver con algo de nitidez. Una villana que destaca por no abusar de la ultraviolencia como recurso, una villana que si es líder no es por su fuerza, una villana que se sentía especial. Acompañada por su fiel escudero, Jeffrey Pierce, interpretando a Perry, la persona con la estética más ‘guay’ del mundo. La sintonía que se veía en pantalla cuando estaban estos dos personajes era clara. Se veía la confianza ciega de Kathleen por Perry, se veía ese sentimiento de más de Perry por Kathleen. Lástima no haber conocido más detalles de esta dupla. Pero el capítulo tenía que girar en torno a los hermanos Sam y Henry.
Los hermanos.
Joel tiene que lidiar con sus propios prejuicios y sus radicalizaciones. Tiene que escuchar, entender y aceptar a Henry, que realizó algo innegablemente malo. Pero cuando el mundo está tan desestructurado, lo inmoral y lo imperdonable se difuminan. Henry, para poder ser el superhéroe de su hermano, tuvo que convertirse en el villano para la gente de Kansas. Joel tras escuchar el relato, entiende la posición de Henry; y conoce gracias a eso a una persona buena. Poco a poco Joel se ablanda ante su nuevo compañero de viaje, poco a poco el Joel monstruo de la supervivencia se deja vencer por los resquicios de humanidad que va encontrando por el camino.
Ellie es la que interactúa más con Sam. Y le sienta muy bien. La actuación de Bella en estos últimos tres episodios nada tiene que ver con lo fallido que fue la actuación de los dos primeros. Ahora tenemos una Ellie adolescente mejor definida, que interpreta a la perfección lo que es estar a caballo entre la infancia y la adultez. Cuando está con Sam es más niña. Vemos cómo acepta con gusto el papel de salvadora de la humanidad, no por su inmunidad, sino por la inocencia y cariño que es capaz de dar a los demás. Cuando le toca hablar con Joel, vemos a la adolescente que tan pronto quiere vacilar como demostrar signos de innegable madurez. Sam, ante esta personalidad tan encantadora de Ellie, se siente cómodo. La fragilidad que nos muestra el joven actor con su interpretación es cautivadora pero la dupla Ellie – Sam es de lo mejor que ha dado la serie hasta el momento.
Falta suspense, falta terror.
Es una pequeña decepción personal y, creo, otra oportunidad perdida, el haber dedicado tan poco tiempo a las alcantarillas. La serie no quiere abusar del suspense, de la tensión y del terror, aunque cuando lo ha hecho ha brillado como nunca. Toda la trama que parecía que se iba preparando con Joel ejerciendo de musculitos para sortear a los infectados encerrados en el subsuelo y Henry dirigiendo al grupo se resume en dos escenas muy escuetas que pasan sin pena ni gloria en las que por no haber, no hay ni raíces, esas que nos intentaron vender en el segundo episodio como sumamente determinantes. Pero con este pequeño paseo, los protagonistas pasan de estar en la ciudad a estar en el punto donde se resolverá toda la trama.
Pero hay acción.
Un francotirador que nos resulta familiar introduce a la escena de acción más ambiciosa en lo que llevamos de metraje. Los guerrilleros rodean a los nuestros y, cuando todo parecía perdido, los infectados hacen acto de aparición. Fruto del caos, Henry y Sam se esconden donde pueden, debajo de un coche; Ellie, dentro de uno. Detalles como esa niña chasqueadora que persigue a Ellie por el interior del turismo, alejando la atención de la acción y centrándose en el terror, creo, me da la razón en que se tienen que esforzar por meter más escenas de este estilo. Tras unos instantes de miedo, Ellie sale del coche y la acción vuelve a lo bestia. Joel, cubierto en la azotea, vislumbra un camino despejado que lleva al puent, señal de que él se podría salvar sin problema, pero tanto Ellie, como Henry y Sam son importantes para él. El caos se desata y entra el tan famoso inflado. Su fortaleza infringe terror, se le ve sumamente imponente. Perry le da una oportunidad a Kathleen de escapar y el inflado juega de mala manera con su cabeza. Kathleen desaprovecha la oportunidad de vivir y se va tras los hermanos, ella ya ha perdido todo lo que tenía, se focaliza en culminar su venganza, pero ni eso puede hacer. Los protagonistas se han salvado.
Opiniones personales.
Me gustó especialmente la inocencia con la Ellie intenta curar a Sam del mordisco recibido, la serie se está esforzando por hacernos ver que la cura no es algo fácil de conseguir: ese señor de los años 60 hablando de que no sería posible una cura, la sangre de Ellie que no salva al hermano pequeño… El golpe que supone para Ellie que este chico acabe muriendo se intensifica, pues ni aun intentándolo va a conseguir salvar a todos. El drama de los hermanos acaba como se esperaba. Bella reivindica la gran actriz que es. Pedro Pascal sigue a su rollo, sin un plano malo, sin una mala frase o gesto que desentone.
Con mayor o menor fuerza, hemos visto una uniformidad a la hora de narrar las diferentes tramas de este episodio. Empezando con ese reflejo naranja que marcaba el rostro de Henry. Siguiendo con un Henry admirando la fortaleza de Joel. Continuando con un Joel que ve en esa Ellie, que juega con un niño, esperanza y paz. Pero también por la parte de los malos, con Perry admirando la capacidad de dirigir y los resultados que obtuvo Kathleen. Y con Kathleen confiando su propia vida en Perry a cada paso que da. Unas tramas llenas de superhéroes, dependiendo del punto de vista desde el que mires.
Desde el tercero que la serie no baja el ritmo. Desde el tercer episodio que la serie nos brinda con una sensibilidad y unas ganas de contar historias humanas que corresponde más a The Last of Us Parte II que a la primera entrega . Quedan cuatro episodios. Y ahora es cuando la historia en el videojuego despunta.