Sobre Lobos vencedores y Serafitas vencidos

Controlas a Abby, la mejor guerrera de este grupo militar, la nombrada (título otorgado por Mel) “Asesino Número 1 de Scars”. La que no duda en reventarle la cabeza con un palo a un viejo, la que no duda en disparar en la cara a un desconocido, en romper un brazo, en dar un puñetazo. Abby es violencia. Ella aprendió que el mundo era violencia cuando era pequeña, ella entrenó para ser la mejor ejerciéndola. Esa dureza, ese callo tan enorme que tiene cultivado por lo sucedido en el hospital de Salt Lake City, en los gimnasios y en las calles de Seattle solo tiene una debilidad: Owen.

El tonto de su exnovio que le instaba a vaguear un poco más, que intentó hacer que se olvide de su venganza, que le presionó para fuese más persona que soldado y que, por estas diferencias, tuvo que añadirle la coletilla de ex a la palabra novio. Pero el amor de una vida deja una marca y, aunque sea ex, sigue siendo novio. Owen ejerce la figura de Pepito Grillo sobre Abby, aunque ya no estén juntos. Owen, poco a poco, quiere seguir llevando a Abby por la senda de su propia ética.

A Owen le pesa demasiado el mundo en el que vive. Le pesa demasiado tener que ser un perro de caza más, que obedece las órdenes de un necio que ha perdido todo sentido de moralidad. Le duele ver cómo se ve enzarzado en una batalla que no quiere que ocurra que se está cobrando unas víctimas con las que no quiere cargar. El día anterior a Seattle Día 1 es el día en el que más de manifiesto deja esto. Durante una patrulla con el compañero más insufrible, se encuentran a unos scars indefensos, el compañero quiere matarlos. Owen le mata a él para darles la vida a ellos, Owen es enemigo de los WLF, Owen está en busca y captura por el grupo de Abby, Owen morirá por el grupo por el que Abby tanto se esfuerza en defender.

El mundo de Abby se parte en pedazos.

No ser más un soldado

La acción de Owen actúa a modo de desatascador. Ahora por la mente de Abby fluyen ideas, sentimientos y emociones. Abby obtiene remordimientos, algo que no poseía desde que tuvo que dejar a los Luciérnagas. Dos niños, claramente indefensos, ayudan a quitar ese atasque moral. Abby se esfuerza y se arriesga para que estos niños vivan. Se tiene que enfrentar a sus antiguos enemigos y a los nuevos, sus viejos compañeros de guardia. Abby de pronto piensa por sí misma. Sigue teniendo la habilidad de un soldado, pero ahora piensa, ahora es libre. Como ella dice, tiene “una deuda que saldar”, Lev y Yara cuentan con su protección.

El plan de Owen era huir en su pequeño barco junto con su familia. Abby quería ir con él. Pero las cosas no son nunca tan fáciles. El ciclo de la violencia arrastra incluso a los que no quieren estar más en él. Todo se tuerce. El pasado de Abby se cobra su venganza contra la gigante musculada a través de Ellie. La joven que viene de Jackson, que ni pincha ni corta en la batalla de Seattle, no cede ni se achanta ante esa violencia que ve en la ciudad. Ellie trastoca los planes de los soldados con el objetivo de vencer a la mejor de todos ellos. Justo cuando Abby quiere dejar esa vida, justo cuando ha encontrado su humanidad.

La violencia sigue

No solo Ellie pone a prueba esa nueva moralidad de Abby. Serafitas y Lobos están en guerra. Abby no quiere seguir, pero la realidad es que la estrategia de Los Lobos ha escalado en magnitud. Su propósito es acabar con los mal llamados “scars”. Si no queda ni uno solo de ellos, no habrá nadie que nos reclame ese trozo de tierra. Las mayores atrocidades y deformaciones de los dos juegos las vivimos en el campamento serafita. Hay momentos en los que ni los propios Lobos alcanzan a comprender lo que están haciendo.

Abby está envuelta en eso, de nuevo, sin quererlo. Quería ayudar, pero presencia la masacre, la vive, aporta a esa masacre con esa violencia que tan bien ejerce. Pelea por proteger, pero uno de esos niños, Yara, perece durante la travesía. Eso si, esa joven serafita consigue lo que todos llevábamos tiempo deseando. Isaac, el jefe de los Lobos, muere a tiros y cae al barro, como ya han hecho otros tantos lobos antes, como ya han hecho tantísimos serafitas antes.

Sobre serafitas que están siendo vencidos

Hace unos años, en Vice, publicaron un artículo que me hizo hervir la sangre. “The Not So Hidden Israeli Politics in The Last of Us Part II”, traducido: las políticas israelíes no tan escondidas en The Last of Us Parte II. En él se enumeran las similitudes que hay entre lo que sucede en Seattle en The Last of Us Parte II y sobre lo que está pasando en la tierra de Palestina.

En este artículo se habla abiertamente sobre el sionismo, se analiza la arquitectura de las murallas, frases descontextualizadas de una Dina que habla con su novia sobre el judaísmo cuando visitan una sinagoga, y sobre la falta de decoro de que esta obra, con claras referencias al conflicto palestino-israelí, esté pensada y dirigida por un israelí que emigró a los Estados Unidos de América.

Este pretencioso artículo nace hace 5 años, cuando la guerra era todavía conflicto, cuando se podían analizar similitudes sin caer en una frivolidad. Y nace, también, desde una serie de mentiras cuidadosamente vertidas para que parezca lo que no es, para que parezca que esta obra es un producto más de la maquinaria sionista.

Y este punto es una cosa que ciertamente me ha asustado durante mucho tiempo. Qué parte de la historia puede estar corrupta por esta narrativa de los que, me temo, inevitablemente van a vencer, y cómo me ha podido ir comiendo la cabeza con el tiempo, cómo ha podido este juego ir haciendo mella y haciéndome ver natural lo que no lo es.

Pero tras muchas reflexiones únicamente puedo ver en The Last of Us Parte II una obra donde, en resumen, vemos a una soldado comprender que lo más importante es salvar a esos niños de ese pueblo religioso y tecnológicamente menos desarrollado que tienen al otro lado de la frontera. Lev y Yara merecen vivir, ser salvados y la soldado enemiga comienza a luchar por ellos; todo esto mientras Ellie hace sus mierdas de venganza por Seattle.

Sobre Lobos que están venciendo

Claro está que el paso del tiempo desde el desarrollo y lanzamiento han hecho mella en esta narrativa. La situación de la guerra que tenemos en la vida real es la de cientos de muertos palestinos en nuevos bombardeos, ONGs que no pueden entrar a ayudar y muchos otro crímenes contra la humanidad por manos de ese país hipermilitarizado. Por desgracia, la historia de The Last of Us Parte II ha quedado obsoleta porque la situación ha empeorado de una manera radical.

Hace 5 años, Neil Druckmann, un israelí que se marchó de ese país, sacaba una historia donde un fiel soldado se daba cuenta de la calamidad que estaba haciendo y huye de ese entorno. La referencia personal creo que es clara por parte del director. Y si bien es un argumento que no da una respuesta sobre cómo acabar con el conflicto (porque, aunque Abby y Lev no estén, en Seattle esa gente sigue ahí y seguramente sigan matándose entre ellos), arroja una verdad real y cruda sobre el problema que viven los israelíes que no están de acuerdo con lo que pasa. Creo que el hecho de que Abby se marche de Seattle es una representación de la reflexión que en su día hizo Neil al no ver manera de luchar contra la realidad de su lugar de origen.

La trama de Seattle en The Last of Us Parte II acaba con una guerra y con el pueblo religioso masacrado, pero deja bien presente la locura de los Lobos y, en especial, de su líder. Los Lobos no son los buenos. Simpatizamos, más o menos, con el grupillo de amigos de Abby. Pero si hay un claro villano en el juego es Isaac, el líder de estos.

La valentía de lo que cuenta

Neil escribe una trama que no da una solución al conflicto y hace que los protas escapen de él, como él hizo en la vida real. Y está bien. El intentar dar una solución a algo así, algo que se escapa de toda lógica y magnitud, habría apestado a hippy/bohemio/flowerpower. Neil, desde su punto de vista de perteneciente al país invasor, cuenta una historia en la que habla sobre abrir los ojos y no creer en los dogmas que repiten desde el gobierno, en romper con ese lazo de muerte, que engendra muerte, que engendra más muerte. Abby no acaba con el conflicto, pero ayuda a que el lugar sea un poco más humano desde su corto alcance.

Druckmann estos años tal vez no ha demostrado la rotundidad en redes que sería deseable, pero también su posición es muy diferente a la nuestra. Nos es más fácil y somos más libres que Neil para criticar lo que ocurre.

La sociedad de los Lobos nace como única alternativa a los malos que había antes que ellos. Pero se ha convertido en un lugar en el que se tortura y retiene. Donde no importa que se masacren niños o indefensos. Un lugar donde su propia gente es lanzada a la muerte por conseguir un trozo de tierra que realmente no quieren para nada. El líder de ese grupo tirano acaba muerto en el barro. Con tres tiros en el pecho. Sin que a nadie le dé verdadera pena. Y, sí, tal vez The Last of Us Parte II no de una solución al conflicto palestino, pero cuenta una realidad de una gente que no simpatiza con que su pueblo haga lo que está haciendo, incita a romper con la escalada de violencia con acciones cotidianas y al alcance de todos, tilda a los líderes como villanos y a los desertores como los héroes. Eso tiene que poder catalogarse de valiente.

🍉

3 comentarios en «Sobre Lobos vencedores y Serafitas vencidos»

  1. No me gustan mucho los temas políticos o religiosos en juegos o en la vida real, pero con este artículo me doy cuenta de una cosa, se le puede sacar tanto jugo a tlou pt. 2 al analizar cada parte del mismo. La reflexión sobre las similitudes en recientes conflictos/guerras reales…wow. Y bueno estuvo entretenido leer sobre Abby al inicio del artículo, aun así me sigue cayendo como las re mil cucas AJAJ. ¡¡¡¡ Neil saca Tlou parte III !!!! Buen artículo Elvis. Un saludo.

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  2. Me gusta mucho la manera en la que has enfocado el artículo, y si, lo veo de igual manera, la pena es que desde que se hizo el juego hasta ahora la escalada de violencia ha llegado al punto del genocidio contra el pueblo palestino, y es muy triste que si no estás de acuerdo con lo que hacen lo único que te queda es marcharte sin mirar atrás 😞

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  3. En general me ha gustado mucho el artículo menos las partes en la que conviertes a Ellie en una “villana” sin alma y Abby es todo bondad…

    Isaac Netanyahu González pues la comparación está muy bien (aunque la lucha de los lobos no es por tener unas tierras para hacer un resort vacacional para Trump)

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