The Last of Us, episodio 6 – La expresión de amor más grande que existe

Me estreno en la sección de análisis con el que, en mi opinión, ha sido el mejor capítulo de la temporada y uno de los mejores de la serie. Llegamos al penúltimo episodio tras un corto pero intenso viaje lleno de momentos memorables y otros un tanto más polémicos, que han sido analizados por el resto de mis compañeros en sus respectivos artículos.

Aviso: a lo largo de este texto encontrarás SPOILERS del episodio y cambios que se han producido en la serie respecto al material original sacado del videojuego. No habrá ningún spoiler de lo que queda de historia (según el videojuego).

Titulado ‘El Precio’, este episodio realiza un recorrido por tres de los cumpleaños que Ellie pasa junto a Joel en Jackson, durante ese salto temporal entre la primera parte de la historia y la segunda. Se trata de una especie de embudo de flashbacks que funciona a la perfección para desarrollar la relación entre los dos protagonistas. Además de introducir escenas nunca vistas en el videojuego, expandiendo así el lore de la historia, cambia algunos de los acontecimientos más importantes. Una forma distinta de contar la historia. Neil Druckmann, creador de la obra, se estrena esta temporada como director tratando con mucho mimo cada una de las escenas y sabiendo, en todo momento, cómo transmitir al espectador la esencia de The Last Of Us.

1983, Austin

El episodio comienza con Tommy y Joel 20 años antes de la llegada del cordyceps, en su casa de Austin. La escena nos muestra a Joel tranquilizando a su hermano de cara a las posibles represalias de su padre, Javier, por haberse metido en una pelea mientras compraba droga. Joel intenta cubrir a su hermano, sin saber que su padre ya conoce toda la historia (al ser parte del cuerpo de policía de la ciudad). “No vas a pegarle”, le dice Joel, muy firme y sin pestañear. Javier le cuenta una historia familiar con la que conocemos el origen de la violencia en la familia Miller. Su padre le pegaba. Y él pega a sus hijos. Tras esto, el padre se derrumba, muestra arrepentimiento y suelta lo siguiente: “Cuando sea tu turno, espero que lo hagas un poco mejor que yo”. Una frase que perseguirá a Joel hasta su último día.

En la escena podemos apreciar, además, que el reloj que lleva el padre es claramente similar al que le vemos a Joel años después. Si es el mismo, Joel lleva ese reloj no solo como un símbolo relacionado con su hija (que se lo arregla en el primer episodio de la serie), sino como recordatorio de las palabras de su padre. Y aunque logra ser un mejor padre para Sarah y para Ellie y rompe el ciclo de abuso que su familia llevaba generaciones arrastrando, la violencia nunca termina de abandonar a Joel. No solo porque le toca vivir en un mundo completamente roto, sino porque es algo intrínseco en la complejidad de su personalidad. Está dispuesto a pasar por encima de cualquier otra persona sin tener en cuenta las consecuencias con tal de proteger a sus seres queridos. Y eso, este episodio, lo define de maravilla.

Cabe destacar que, en la intro del episodio, vuelve la figura de Joel al lado de Ellie, después de tres episodios de ausencia. Seguramente, esta haya sido la última vez que veamos las dos siluetas juntas.

Días de ti y de mi

Volvemos a Jackson, a solo dos meses después de la llegada de Ellie y Joel, del final de la primera temporada. En este flashback, descubrimos que Joel restaura una guitarra para Ellie como regalo de cumpleaños, y graba en ella uno de los dibujos que había visto en su escritorio: una polilla. Druckmann consigue profundizar en el significado de esa guitarra, respecto al videojuego, y le añade aún más importancia. Y al igual que Bella Ramsey cantando ‘Take On Me’ en el tercer episodio, Pedro Pascal se marca una muy emotiva secuencia interpretando una parte de ‘Future Days’ de Pearl Jam antes de darle el instrumento a Ellie.

Nunca fue casualidad la elección del tema. Es la forma que tiene Joel de demostrar su amor y cariño hacia una persona que, inevitablemente, ya ocupa un lugar en su corazón. Para mí, es la canción que define esta historia, esta saga. Es la verdadera banda sonora de un mundo que se aferra al amor entre tanto sufrimiento. Representa ese último atisbo de luz y humanidad antes de caer en la oscuridad. “Si alguna vez tuviera que perderte, seguro que me perdería a mí mismo.”

Un gran acierto en la adaptación ha sido ver la reacción de Joel a la quemadura que se realiza Ellie en el brazo para disimular el mordisco. Con una mezcla de preocupación, enfado y confusión, Joel abraza a Ellie y volvemos a recordar, por segunda vez ya en este episodio (y las que quedan), que ellos dos son el corazón de la historia. La complicidad entre Bella y Pedro es para destacar, así como la cinematografía y la magnífica paleta de colores que ayuda a crear un clima cálido y cercano, todo lo contrario a lo que viene después.

Un viaje al espacio

Un año después, coincidiendo con el decimosexto cumpleaños de Ellie, entra uno de los flashbacks más esperados por los jugadores. En esta ocasión, el regalo de Joel es una visita a un viejo museo prehistórico y espacial que encontró en una de sus patrullas. Sobra destacar el extremo parecido que derrocha esta secuencia respecto al videojuego, desde que comienza con Ellie intentando adivinar el regalo hasta que termina con Joel emocionado al ver su felicidad. Me hubiera gustado ver más de la exposición de dinosaurios. Tal y como muestra el vídeo entre bastidores que ha subido este lunes Neil Druckmann a sus redes sociales, se habían rodado más escenas ahí pero, por motivos desconocidos, no han pasado el corte.

¿Te gustaría ir al espacio?” es la pregunta que le hace Joel a Ellie antes de mostrarle una cabina espacial e invitarla a entrar, no sin antes elegir un casco de astronauta. Ambos se acomodan en la nave y Joel le regala una cinta de cassette con la grabación de un despegue. Los efectos de luz y sonido juegan un papel clave en esta escena, ya que nos adentramos en la imaginación de Ellie para sentir su ilusión. Durante unos segundos, todo está bien. Me atrevería a decir que es el momento más bonito de la saga. Los protagonistas se olvidan de lo que hay fuera, una realidad sumida en el caos; y se dedican, simplemente, a ser felices.

Al salir del museo, regresamos a esa realidad. Ellie se queda parada mirando fijamente a un sitio mientras Joel continúa andando. Un grupo de luciérnagas revoloteando ha captado su atención y entendemos que la promesa de Joel vuelve a ser la protagonista de todos sus pensamientos. Este es el aviso que nos indica que, a partir de aquí, todo irá cuesta abajo.

Sí, la felicidad nos ha durado, exactamente, 23 minutos.

El tatuaje que simboliza la muerte

Ellie cumple 17 años y Joel tiene otra tarta preparada para darle. (Recordemos cómo Joel se olvidó de comprar una tarta para su propio cumpleaños al comienzo de la serie, sin embargo, siempre se ha asegurado de que Ellie tenga una). Llega antes de su patrulla para sorprender a Ellie pero es él quien termina sorprendido. Se la encuentra con una chica, fumando y haciéndose un tatuaje. Adopta el rol de padre protector y se enfada con ella, hasta que digiere la situación y luego se muestra más cercano. Al igual que en la escena de la quemadura, ver a este personaje en situaciones así de cotidianas le aporta más profundidad y consigue empatizar con cierta parte del público.

Y como muchas adolescentes que pasan por la etapa de hija incomprendida, Ellie quiere mudarse. Joel entonces entiende que Ellie necesita su propio espacio y acuerda con ella en acondicionar el garage que tiene al lado de casa. Aunque le duele separarse de ella, sabe que es lo que mejor le va a venir. Estos pequeños y discretos momentos son pinceladas en la evolución de la relación de estos dos personajes.

Nota: como fan del videojuego que ha analizado minuciosamente cada página del diario de Ellie, me ha encantado que mostraran el pequeño affair que tiene con Kat, así como la primera fase de su tatuaje (gracias, Neil).

Antes de terminar este flashback, nos dejan con algo que tampoco esperaba ver. Joel se acerca a Gail, la psiquiatra del pueblo, para preguntarle acerca del simbolismo de las polillas, tras verla tatuada en el brazo de Ellie. “Muerte”, le aclara Gail.
Así, el espectador se hace una idea del significado de ese tatuaje. La muerte ha estado presente en la vida de Ellie desde que nació, ya que solo compartió unos segundos de vida con su madre. Después fue Riley. Tess. Bill y Frank. Sam y Henry. Los luciérnagas. Marlene. Todos han muerto. Y, si no llega a ser por Joel, la propia Ellie. Una decisión que tomó egoístamente, cambiando su destino, a pesar de que era el propósito de vida que quería ella. Ese tatuaje no solo recuerda a los que ya no están, sino a los que podría haber salvado con su muerte.

Una mentira más

Dos años después nos encontramos con Ellie dándole vueltas al tema de Salt Lake City, ensayando posibles preguntas que hacerle a Joel. Una parte de ella le cree porque quiere y necesita hacerlo, pero la parte más racional sabe que es mentira. Con esto en la cabeza, se van juntos de patrulla por primera vez, como regalo de cumpleaños. En esta secuencia ya los vemos más distanciados y la pantalla se llena de colores fríos que así lo demuestran.

Todo empeora cuando encuentran a Eugene, ciudadano de Jackson y marido de Gail, con un mordisco. Su única petición era volver al pueblo para despedirse de su pareja. Ellie cree que le da tiempo, pero Joel tiene dudas. Llega el punto de inflexión en la trama. Joel vuelve a hacerle una promesa falsa a Ellie. Cuando ésta vuelve, Eugene está muerto y al llegar al pueblo, Ellie observa cómo Joel miente a Gail diciéndole que Eugene se había quitado la vida. Una mentira más. Toda esta situación (que no ocurre en el videojuego) es la medio confirmación que tiene Ellie de sus sospechas: Joel también le mintió sobre los luciérnagas. Esto provoca que Ellie explote y desmienta toda la versión de Joel ante Gail. Decide contar la verdad que ella nunca tuvo. “Lo juraste” le dice Ellie antes de irse, rota de dolor, refiriéndose claramente al icónico final de la primera temporada.

Y así comienza esta segunda temporada, con una brecha ya muy pronunciada en su relación.

Una vez más, este flashback nos muestra cómo Joel vuelve a actuar egoístamente para proteger a la gente que quiere, a costa del sufrimiento de los demás. Me ha parecido interesante la comparación que han establecido entre esta trama y la del final de la primera temporada y aunque creo que el cambio funciona bien, me gusta más la versión del videojuego, donde Ellie se desplaza hasta Salt Lake City para descubrir la verdad años antes de la muerte de Joel. También pienso que es una excusa más para darle tiempo de pantalla a Catherine O’Hara.

Porque te quiero

El último flashback nos sitúa en la noche anterior a la muerte de Joel. La fiesta de final de año en Jackson y la pelea con Seth. Tommy se despide de Joel con un “te veo el año que viene”, sin saber que era para siempre. Una frase demoledora a ojos del espectador que cierra la historia de los dos hermanos.

Y así llegamos a la mejor escena del capítulo y, para mi, la más importante de la saga. La escena del porche. No esperaba que adaptaran esto tan pronto, puesto que en el juego ocurre al final. Y aunque no sé si habría funcionado mejor también al final de la serie, lo que tengo claro es que estoy más que satisfecha con la ejecución. Qué derroche de calidad interpretativa, narrativa y visual. Qué bien han plasmado los sentimientos de cada personaje y qué manera de conseguir que me vuelva a emocionar como el primer día que la jugué. La confesión de Joel se produce ante una última oportunidad que le brinda Ellie porque, como ella dice, lo ha sabido todo este tiempo. Aunque es una fusión entre esta y otra escena que sucede en el videojuego, mantiene el impacto y funciona bien.

Joel es incapaz de confesar en voz alta y se limita a asentir a las preguntas que realiza ella. El miedo a perderla que transmite con solo su mirada es impresionante. No, no había saqueadores ni más personas inmunes. Sí, se podría haber hecho una cura. Y sí, mató a todos los luciérnagas, incluida Marlene. Sin mostrar arrepentimiento alguno y aceptando las consecuencias de sus actos, reproduce una de las frases más especiales de esta historia: “Si pudiera revivir ese momento, lo volvería a hacer de nuevo”. Por si no fuera poca la carga emocional que acumulan los seis minutos y medio de escena, los escritores añaden un diálogo que termina por destrozar al espectador y que, a mi opinión, es el mejor cambio de la serie respecto al material original. “Porque te quiero de una manera que no puedes entender.” Si no lo hubiera dicho, el mensaje habría calado igual. Pero, para mi, escucharlo ha sido un regalo.

Y entonces, se cierra el círculo. “Tal vez no lo hagas nunca. Pero si llega el día y tienes una familia, espero que lo hagas un poco mejor que yo” Joel reproduce las mismas palabras que su padre le dijo a él. Una forma extraordinaria de añadirle más peso a las futuras decisiones de Ellie. Y un final aun más agridulce para el personaje de Joel (por si no era suficiente), que muere pensando que podría haberlo hecho mejor.

Ellie, cuya expresión facial comienza a verse más apenada, admite que no sabe si podrá perdonarle, pero que le gustaría intentarlo. Un halo de esperanza se apodera de la cara de Joel y así, con una última mirada entre ambos, termina el episodio que me recuerda por qué me enamoré de esta historia.

Con los acordes de Gustavo Santaolalla de fondo, esta escena consigue que todas las piezas de la historia encajen a la perfección. Y aunque al principio pensaba que el “perdón” de Ellie podía verse forzado (al haber obtenido la confirmación hace unos minutos sin tiempo a procesarlo), cada vez lo veo más justificado. No solo por el tiempo que ha pasado dándole vueltas, sabiendo que seguramente le había mentido, sino por la explicación final que le aporta Joel. Nadie le ha mostrado un amor tan sincero en sus diecinueve años de vida.

Neil Druckmann reescribe su trabajo más brillante para que se adapte al formato televisivo y a los cambios de la serie y aun así, siga trasladando el mismo mensaje. Porque esta es la esencia de The Last Of Us: hacer todo lo posible por estar con las personas que queremos, la expresión de amor más grande que existe.

El séptimo episodio se estrena el próximo lunes en HBO Max. Será el último capítulo de una temporada que comenzó bastante bien, pero que ha pasado por varios altibajos. Aunque la ejecución de la historia ha sido apresurada, especialmente para los videojugadores, el episodio de esta semana se siente como una carta de amor para la saga y para el legado estos dos personajes. Era muy necesario.

2 comentarios en «The Last of Us, episodio 6 – La expresión de amor más grande que existe»

  1. Tenía mucho tiempo sin leer un blog. Conecté demasiado con la forma en la que expresas cada línea y las escenas. No tuve el videojuego pero estoy fascinado con la serie. Gracias por tu aporte.

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  2. Un gran artículo sin duda. Estoy de acuerdo con la autora del mismo, me han estremecido algunas palabras escritas. Es increíble lo que causa a nivel emocional esta saga cuando consigue tocarte el corazón y el alma. Gracias.

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