Sobre The Last of Us y la paternidad.

♬ Went out one night to make a little round. I met Little Sadie and I shot her down
Went back home, jumped into bed .44 pistol under my head ♬

Luces en el local, los ciudadanos de Jackson desinhibidos, la música alta y unas chicas que solo se quieren divertir. Pero a pesar de la reforma obligatoria que ha habido en la sociedad sigue habiendo valores del pasado que permanecen, incluso, como es en este caso, algunos de los peores que tenemos.

Un par de estupideces homófobas por parte de un vecino del pueblo y nuestros dos protagonistas se enfrentan como resultado de esa primera trifulca. Sabemos que las cosas no están bien entre ellos. Ya no son los mismos que cuando montaban encima de Callus hablando sobre los equipos de fútbol americano de las universidades. Nuestros protagonistas abandonan ese reciento.

Joel toca la guitarra. Una versión de Helplessly Hoping. El compás es diferente, le ha dado más lentitud, más sentimentalismo. Seguramente está tocando para abstraerse del conflicto del baile. No esperaba que Ellie fuera a verle porque, como ya sabemos a esas alturas, llevaban mucho tiempo sin hablar de verdad, pero ella se acerca, cree que ya ha llegado el momento de tener una charla.

Joel tocando en su porche tras la disputa en el baile.

Constántemente ninguneada.

Cronológicamente es la segunda vez que Ellie ha sido escuchada en toda su vida. Solo había sucedido una vez, esa en la que Joel atiende a las súplicas de esa joven Ellie pidiéndole que sea él quien la lleve con los Luciérnagas en lugar de su hermano Tommy.

Ellie ha sido constantemente tratada como una mercancía, como si fuera un objeto más. Estaba, pero no tenía ni voz no voto. Ni Joel, ni Marlene, ni, por supuesto, los militares de Boston consideraron a Ellie una persona capaz de tomar una decisión, y por eso actúan siempre sin tenerla en cuenta.

Pero ella no se queda cruzada de brazos, no acepta ese rol que los demás le han dado. Trata de descubrir su verdad y lo consigue. Una verdad demasiado dolorosa como para poder omitirla. Y se adentra en esta relación enquistada con, el que es a efectos prácticos, su padre.

No se podía alejar de él demasiado, su pasado común sigue ahí; no se quiere acercar demasiado tampoco, el acto egoísta de Joel sigue ahí. Las semanas van pasando, la monotonía y la rutina se hace con todo, y no queda más que esperar al detonante que haga que estos dos discutan.

Ellie se escapa a buscar la verdad en el hospital de Salt Lake City.

La familia en general.

Nos educan con la creencia de que el amor familiar es algo indiscutible, inquebrantable, un despropósito de nepotismo sentimental. Aguantamos a nuestros familiares porque no tenemos más opción; porque en última instancia, como se suele decir, la familia es lo último que nos queda.

Y descuidamos estas relaciones. Pensamos que, con el hecho de haber nacido, sirve para tener una relación sana con primos, o con hermanos, o con padres, como es este caso.

Pero, como con toda relación social, la relación con tu familia hay que cuidarla. Aprender a expresarte, comunicarte, y discutir, si es necesario. Las relaciones familiares se enquistan, igual más que ninguna otra, y hay que tratarlas.

Cuando estás en una dinámica negativa no va a quedar más remedio que sentarte a discutir. Y esto asusta. Rompe con lo establecido. Hasta ese momento la familia era una especie de flor silvestre, algo que estaba ahí, para bien o para mal, algo con lo que no te tenías que esforzar.

Y da miedo, porque te adentras en lo desconocido. No sabes cómo vas a salir de ahí.

La paternidad en particular.

Quizás por la propia naturaleza de la relación con nuestros padres, estas son las que tienden a generar más problemas. Al nacer dependemos de ellos, a secas, nuestras vidas están en sus manos. Y ellos poco a poco tienen que ir soltándonos, tienen que darnos más y más libertad. Y nosotros cada vez vamos a demandar más y más espacio, estar cada vez más lejos de ellos. Una ingratitud obligatoria que forma parte de la vida.

Este constante tira y afloja, entre padres que se resisten a aceptar la autonomía de sus hijos e hijos que tal vez pequen de querer ser autónomos de más, en nuestra sociedad “tranquila” tiene sus problemas. Pero como en todo, en el universo de The Last of Us se multiplica.

Ya en el artículo sobre la dependencia emocional hablaba sobre la importancia de las dependencias en este mundo y cómo los personajes buscaban tener estas dependencias que les sirviera como motor para levantarse todos los días y no rendirse. El tema de cómo vive la paternidad Joel añade contenido a la idea que reflejaba ese texto.

Cómo vive Joel la paternidad.

Un Joel que por experiencia y potencia física tenía que cuidar a una Ellie que se aventuraba por primera vez a ese mundo fuera de las murallas de Boston: cómo cubrirse, de quién fiarse, llevarla de un sitio a otro en los palés porque ella no sabía nadar…

Un Joel que vuelve a aceptar su rol de padre en la sociedad.

Y un Joel que comete el error de no ver cómo Ellie es cada vez más adulta. Joel participa en el desarrollo intelectual y emocional de Ellie, pero se niega a reconocer que Ellie, con su experiencia a pesar de su juventud, debería poder tomar sus propias decisiones. Joel participa en el desarrollo de las capacidades de supervivencia de Ellie, pero se niega a darle el espacio que ella necesita para cumplir con sus obligaciones en Jackson.

La razón de vivir de Joel era cuidar de esa niña que contaba chistes malos o que ponía nombres ridículos a los caballos. Cuando Ellie deja de ser esa niña Joel no es capaz de gestionar bien su nuevo rol para con Ellie. Y está el tema de la mentira del hospital, claro.

El fallo de Joel.

Creo que sería mezquino decir que Joel no le pregunta a Ellie si quiere ser sacrificada para poder desarrollar una vacuna, pues los que tenían esta papeleta eran los Luciérnagas. Joel saca del hospital a Ellie para salvarla de unas personas que, fueran más o menos loables sus motivos, iban a poner fin a su vida.

Pero Joel sí que falla en la mentira. Sí que falla al considerar que Ellie no merecía saber la verdad de lo sucedido. Porque no confía en la capacidad de Ellie para gestionar sus emociones. Para que Ellie no actúe de manera irresponsable, para que Ellie no sienta peso sobre su conciencia, para que Ellie no tenga el conflicto de tener que perdonar a Joel por lo que hizo. Y justamente al no creer en Ellie hace que el problema se magnifique.

Lo que es un conflicto entre dos ideas (la de “sacrificar y tener vacuna” y la de “que de sacrificar nada, que Ellie es más importante”) se transforma en una mentira que dura años y que puede llegar a ser mezquina.

Un Joel dependiente de Ellie se niega a darle a su hija una autonomía intelectual y la somete a una prisión de ignorancia durante dos largos años, a pesar de que la mentira carecía de lógica.

lo juro last of us paternidad

La importancia de hablar.

Si hay algo que el primer juego nos deja claro es que el tema de la gestión de los sentimientos Joel lo lleva regular. Y en el segundo, aunque vemos una versión de Joel amable y cálida, sigue sin gozar de buenos dotes para ciertos conflictos sociales.

Él, cabezón, sigue empeñado en la idea que vimos cuando Tess, Henry o Sam mueren: no se habla de sentimientos. Actúa detrás de Ellie para seguir cuidándola como puede (echándole la bronca a Jesse, defendiéndola en el baile…) y esperar a que el tiempo solucione los problemas. Es Ellie la que da el paso correcto. Es Ellie, madura e inteligente, la que se acerca para poner fin a esos conflictos.

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If somehow the Lord gave me a second change at that moment, I would do it all over again.

I don’t think I can ever forgive you for that. But I would like to try.

Seguramente sea la conversación más valiente de todo el juego. Una conversación en la que te enfrentas a tu familia. Una conversación en la que sientes que una palabra mal escogida puede hacer que lo pierdas todo. Es una conversación dura, amarga, en la que ambas partes tienen que ceder, que nadie quiere tener, pero que sirve para construir.

The Last of Us representa un mundo cruel, donde los personajes tienen que endurecerse para sobrevivir. Donde lo raro es no llegar a casa con manchas de sangre. Y a pesar de eso vemos a los protagonistas destrozados ante una discusión de cinco minutos; y es que las palabras pueden hacer heridas mucho más profundas que las de un cuchillo, pero también pueden curar esas heridas.

2 comentarios en «Sobre The Last of Us y la paternidad.»

  1. Muy potente tu análisis de la psicología de Joel, te felicito por tu agudeza y mordacidad Elvis. No estoy de acuerdo en algunas de tus opiniones, pero las respeto. Sigue así, un abrazo.

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    • Muchas gracias, comentarios así motivan a seguir escribiendo.
      ¿Puedes comentarme en qué no estás de acuerdo exactamente? Me gusta mucho debatir, y no sería la primera vez que los comentarios de alguien da lugar incluso a otro texto.
      Me gustaría conocer tu opinión

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