¿Y si la serie no me gusta?

Llega el 15 de enero. Todo el mundo con HBO puesto en su televisor. La musiquita de Santaolalla empieza a sonar y empieza una serie de catastróficas desdichas y malas decisiones directivas. Resulta que los millares de fans que se quejaron de que Pedro Pascal fuese imberbe tenían razón. La chispa de Joel estaba en la barba y tenemos enfrente nuestra una serie sosa. O mala. O que resulta ser una comedia involuntaria por lo ridículo de lo producido. No me quiero poner catastrofista, pero… ¿Y si la serie no me gusta?

Pongo la mano en el fuego a que, si resulta que la serie sale rana, no va a ser porque Pedro Pascal no tenga barba de leñador. Pero estamos en un punto en el que todo el hype que he ido acumulando me empieza a jugar malas pasadas. Me ocurrió anteriormente con The Last of Us Parte II, a falta de dos semanas de su lanzamiento lo que más sentía era miedo por si el juego de Naughty Dog me acabase decepcionando.

Tradicionalmente, las adaptaciones de videojuegos a otros medios han sido un cúmulo de despropósitos en forma de fotogramas por segundo. Una acumulación de decisiones “de arriba” que huelen a miedo. Decisiones tomadas por ejecutivos que pensaban en cumplir una serie de requisitos sobre lo que creen que quiere el espectador antes que decisiones tomadas con la intención de contar algo único o especial.

Las adaptaciones más populares de los videojuegos.

¿Se aprecian diferencias en la dirección de la serie con respecto a otros rodajes?

Tengo confianza en que esta “checklist” que, tradicionalmente, se han tenido que añadir a las adaptaciones no acabe siendo algo que veamos en la serie de HBO. Neil Druckmann ya canceló en su día una adaptación a la gran pantalla de The Last of Us porque los requisitos que ponían los productores de Screen Gems exigían insertar elementos que no casaban con el producto concebido por el propio Neil.

"Sam Raimi desconfiaba de los ejecutivos involucrados, quienes constantemente pedían que las cosas fueran más grandes y “más sexys”. Él quería que su referencia fuese “No Country for Old Men”; ellos querían "Guerra Mundial Z". También comenzó a temer que quince horas de juego no pudieran condensarse en una función de dos horas."
¿Puede The Last of Us romper la maldición de las malas adaptaciones de los videojuegos?, por Alex Barasch.
Escena más famosa de Guerra Mundial Z.

Pero lo cortés no quita lo valiente. El hecho de que los videojuegos recreados en pelis/series no hayan dado con la tecla correcta sigue estando ahí. Neil no es el único desarrollador que quiere que su obra brille en dos medios distintos. No es el único que habrá peleado para evitar añadidos que no funcionan con el producto. No me ha venido este pequeño temor, esta pequeña duda, por falta de confianza en Druckmann.

Mis nervios vienen de lo que no se puede trasladar del juego a la serie. Ese indicador de balas con números bajos que provoca tensión en el jugador, esa desesperación barriendo el mapa para no encontrar recurso alguno, esa sensación de fracaso tras haber malgastado una bala… En definitiva, el cómo se van a traducir los elementos propios del gameplay a la serie.

Reformulando los elementos únicos de los videojuegos.

Como buen experto en nada, en mi opinión deberían reformularse toda la narrativa oculta tras el gameplay, no intentar ser fiel al videojuego. Por ejemplo, las capacidades físicas de Joel. Joel tiene que ser más humano en tanto que a lo frágil que puede ser una persona se refiere. Que un puñetazo le haga más daño, que se le noten los 50 años, que su precisión con el arma no sea encomiable, que sus capacidades para limpiar enemigos en el escenario como si de una sombra se tratase no sea tan poderosas. Entiendo que tiene que haber, entonces, más tiros, más bajas con armas de fuego. Lo que hace que aumente la acción y disminuya la tensión tan característica del suspense. Entiendo que lo de “cada bala cuenta” perderá fuelle, pero también, que se podrá representar mejor esa suerte de la que habla Joel, pues el aumentar la acción desencadena escenas más frenéticas. Escenas en las que, lo que suceda, ocurra de una manera más anárquica, con menor control de los protagonistas sobre el entorno. La sensación de “estoy vivo de milagro” aumentará, en detrimento del miedo a ser detectado.

Por cada tipo de escena, el equipo de la serie habrá reformulado lo que se propuso para el juego y habrá adaptado o modificado dicha propuesta a la serie. Y esto está bien, la serie no puede ni debe parecerse al juego. Estoy conforme con esto. Solamente queda esperar a que hayan dado en el blanco. Asusta pensar que habrá tantos cambios, sí. Lo que acabo de escribir no es más que una reformulación rápida sobre cómo podría adaptarse unos momentos concretos, pero ya implica detrás un cambio trascendental en el resultado final del producto.

Lo “reformulado” no tiene por qué gustarme.

El tiempo que le dedicas, como jugador, a repetir un nivel que se ha complicado un poco, o el tiempo invertido en buscar recursos, o en buscar coleccionables, conversaciones opcionales o “Easter Eggs” se tienen que borrar por completo en la serie y dar paso a mucho más diálogo y tramas secundarias. Conoceremos más de Sarah, más de Tess, de Frank y de muchos otros. Y de nuevo, esto está bien. Estupendo, incluso. Pero entonces nos enfrentamos a un terreno desconocido. The Last of Us es un juego que conocemos al dedillo, que los diálogos los podemos repetir como el abecedario, que hemos analizado y desmenuzado. Ahora nos van a presentar un contenido que no conocemos, que no tiene por qué gustarnos. Puede que Sarah sea una adolescente insoportable, o puede que se hayan pasado haciéndola de más de buena, que los momentos que viva con Joel sean demasiado bonitos y cuquis, que parezca demasiado impostado. Tal vez Frank y Bill tengan una trama aburrida. Igual lo nuevo que vemos de Tess le hace parecer una pedorra insoportable. Puede… Pueden pasar mil cosas.

Ataque a lo que conocemos.

La serie es un producto nuevo, algo que nunca hemos visto; pero está basado en un producto que me apasiona, que conozco al detalle. El primer The Last of Us salió sin una legión de fans detrás. Había expectación por el producto, si, pero no había gente apasionada tras él. Para el segundo The Last of Us los fans nos contábamos por millones, la espera no era igual. En caso de que hubiese resultado ser un mal juego la decepción que hubiese sentido habría sido mayúscula. Es el motivo por el que los haters de esa segunda parte hicieron tanto ruido (si bien gran parte de esas críticas estaban propulsadas a la LGTBIfobia o el machismo, todo hay que decirlo) fue porque sintieron decepción por una secuela que alteró un producto que amaban. La serie puede que resulte ser esto. La serie puede que resulte ser otra adaptación floja de un videojuego a otro medio. Puede ser otro producto que deje en mal lugar a la propia industria del videojuego.

Llevo meses hablando y recomendando la serie a todo el mundo. Mi familia sabe a la perfección que sale la serie, qué día, en qué plataforma verla y, para asegurarme que la van a ver, he compartido mi cuenta de HBO con todos ellos. No puedo obligar a mis amigos, familiares y compañeros de trabajo que no juegan a videojuegos que se compren una consola y que jueguen a The Last of Us. Pero la serie la van a ver, a eso sí que me veo capacitado a “obligarles”. Tengo confianza en el director, Craig Mazin. Me sobra la confianza en Neil Druckmann y en los actores. En todo lo que se ha visto de metraje; tengo confianza en absolutamente todo lo que tenga que ver con la serie. Pero, ¿y si…?

¿A dónde quiero llegar a parar?

Estoy yendo y viniendo, mostrando puntos fuertes y los débiles de manera consecutiva, hablando bien, para después sembrar dudas… Pero así está la cosa ahora mismo en mi cabeza. Supongo que se me entiende. Al final hay mucho en juego con esta serie. Nos la jugamos nosotros, como fans, que nos enfrentamos a una reformulación de un producto que puede que no nos guste cómo deja la obra que amamos. El videojuego en sí mismo, que se juega su última bala para que Hollywood, el cine y el resto de artes se lo tome en serio. Los jugadores, que nos jugamos una honrilla para demostrar que los videojuegos no son solo una cosa de frikis rara y sin sentido, que no dices ninguna barbaridad cuando hablas de videojuegos y arte.

Sé que el resultado va a ser bueno, del mismo modo que sabía que The Last of Us Parte II iba a ser uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos. Solo quería, a modo de terapia, dejar constancia de esta pequeña duda que a veces me asola. Por si he sembrado esta duda también en alguno de los cuatro pelagatos que leen estos textos, os pongo el vídeo que silencia cualquier duda que me genera la serie:

Teaser The Last of Us – HBO.

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