Sobre el legado que deja The Last of Us

Hace un mes que Geoff Kile… Keighl… Que El Doritos anunció en su gala de premios que Naughty Dog tiene una nueva IP; y esto fue un notición, porque desde 2011 que Naughty Dog no anunciaba una nueva IP. Ha habido muchos juegos nuevos (y muchos remasteres y remakes) pero desde hacía 13 años que no veíamos un universo que no conocíamos. Intergalactic: The Heretic Prophet ha hecho acto de presencia y ha hecho que suba el precio del pan.

El mundo de los videojuegos ha cambiado desde ese último anuncio de Naughty Dog, el propio estudio no es el mismo. La década pasada supuso una evolución para el estudio californiano que consiguió sobrepasar los estándares de calidad de la época. A medida que Uncharted iba perfeccionándose a sí mismo, The Last of Us llegó para sentar cátedra a nivel de narrativa.

Lo que el público general espera de Naughty Dog es radicalmente diferente a lo que se esperaba entonces. El techo técnico que se alcanzó con Uncharted 4 y The Last of Us II ha debido de traer a los desarrolladores varios dolores de cabeza: a nivel mecánico no puede bajar el listón, pero tampoco se puede recurrir a las prácticas laborales que permitieron que se llegase a esas calidades. ¿Cómo construyes la octava maravilla del mundo sin poder recurrir a la mano de obra esclava? Intergalactic tiene que mantener la calidad sin crunch.

Las críticas y análisis normales

También a nivel de innovación se está sobre analizando Intergalactic. Desde que en Jak 2, el prota que le da nombre al juego empuña una pistola, la principal manera que el estudio nos ha dejado interactuar con el mundo ha sido a base de tiros. La protagonista de Intergalactic nos muestra que ataca a un enemigo con una espada en mano tras dar un salto acrobático.

¿Cuánto de Souls va a tener?¿Presentarán unos combates elaborados centrados en la esquiva y contraataque o será más similar a lo que plantea Zelda en sus batallas contra los bosses finales?¿De qué género va a ser, tal vez acción con toques de terror y comedia?¿Cuánta violencia tendrá el juego?

Cualquier nueva IP suscita siempre esas preguntas, claro, pero Naughty Dog no ha creado cualesquiera nuevas IP. Y esto ha provocado que en ocasiones haya en torno a ellos debates más interesantes que un mero análisis de un salto con una espada en mano. Otras que los debates se repitan con pesadez, como los recurrentes tuits sobre si la decisión de Joel es de un villano o lo que haría un humano normal y corriente. Pero tristemente lo que más se suele ver en torno a Naughty Dog es una pelea barriobajera, recubierta de lodo y heces, puesto que lo que se critica de este va alrededor de un “woke-ómetro”.

Lo que más perdura de Parte II

Y es que Naughty Dog alcanzó otro techo, y este va a ser el que creo que va a traer más dolores de cabeza en futuros desarrollos, a nivel de narrativa se presentó una historia compleja, humana y, lo que más escama, diversa. El estudio, especialmente a raíz del evento desencadenante de la segunda parte (donde vemos ciertas habilidades poco comunes en el golf), se enfrenta a una continua ola de odio.

Ellie es lesbiana, Dina es bisexual, Abby tiene un cuerpo no normativo, Lev es trans. Cuando se midió cuánto woke es el juego, se rompió el medidor; y desde entonces cada cosa que hace este estudio (y especialmente cuando se trata de The Last of Us) les acompaña con hordas de gente que viene con antorchas para quemar a las brujas.

Un teaser tráiler con una estética ochentera futurista nos enseña a una mujer con la tez oscura rapándose el pelo. Ese medidor de woke roto ha hecho que se hayan encendido todas las alarmas en torno a este hecho. Una mujer; una mujer negra; una mujer negra que tiene el pelo rapado. Esto es algo que ya no es aceptable para la comunidad gamer de internet, que considera que Naughty Dog está otra vez pervirtiendo la mente del único mundo real. Ese mundo donde solo hay hombres blancos muy machos y masculinos y las mujeres son blancas, bellas y bailotean a nuestro alrededor.

Lo que molesta

Naughty Dog llevaba años haciendo cosquillas a ese dragón dormido haciendo que Nathan Drake mordiese el polvo frente a una Nadine experta en artes marciales, haciéndonos ver cómo una adolescente como Ellie se daba un beso con su amiga por la que sentía algo más que amistad. Pero Nathan siguió con su humor habitual durante la pelea, prácticamente invalidaba las habilidades de Nadine. Ellie mostró al mundo que era queer cuando se besó con su amiga en el DLC Left Behind, pero era demasiado pequeña y vivía en un mundo muy confuso. En The Last of Us Parte II Abby no solo hace morder el polvo al hombre de turno, sino que lo mata con extrema violencia. Ellie no es una niña y se reafirma en su safismo. Ante tales acontecimientos, la comunidad rancia y de extrema derecha ataca.

El trailer de Intergalactic está sufriendo todavía la resaca de la valentía de Parte II. El trailer muestra algo de una historia que entenderemos bien cuando salga el juego. Muestra unos principios de mecánicas que el estudio californiano no había desarrollado hasta el momento; muestra un personaje que con solo un sorbo a un refresco representa un carisma arrollador; muestra un universo y un boss que pueden gustar o ilusionar más o menos, pero que son radicalmente diferente a todo lo hecho hasta el momento. Y lo que tenemos es gente rabiando porque hay una mujer racializada y con el pelo rapado. Tenemos un trailer en YouTube con los comentarios desactivados porque el odio era lo que predominaba.

Lo que hay detrás de las críticas

El nuevo personaje de Intergalactic no cumple con una checklist sobre cosas woke, pero está pagando el legado de The Last of Us Parte II. El legado de ser demasiado valiente para lo que suelen ser los videojuegos. El legado de mostrar una realidad social donde no todos son parejas de blancos heteros, sino que es mucho más variopinta y colorida.

Podemos tomárnoslo a broma, decir que vaya con los que se quejan de la generación de cristal pero lloran al ver a una mujer negra como protagonista, hacer un par de memes o chistes con la situación; y está bien. Pero realmente esto que sufre Naughty Dog, junto con la suma de todo lo que vemos en la sociedad de contínuo, con todos esos debates sin criterio ni razón que se enterraron supuestamente el siglo pasado, con todos esos políticos sin juicio encabronando a la sociedad con problemas inexistentes… lo que vemos no es más que un nuevo despertar del fascismo.

The Last of Us Parte II no encaja en ese mundo triste que nos quieren forzar a recuperar. Intergalactic, que recoge el testigo de Parte II, a lo que se está enfrentando es a esa vieja realidad. Y oscurece lamentablemente el anuncio de este nuevo juego.

Pero hace que me sienta más orgulloso del juego que es Parte II, de todo lo que representa y a todos a los que ofenden.

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